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 Estoy trabajando en un libro nuevo. Tomé un camino más desprotegido, más incierto que otras veces, sin tanta geometría.
¿Cómo quedará luego? Los ojos del tiempo de trabajo no son los mismos que los de mirar el libro ya impreso. Ahora estoy atenta a una infinidad de cuestiones que después no habrá que atender.
 Cuando era chica tenía libros, pero no los leía, solo miraba los dibujos y los dibujos decían muchas cosas y yo les creía. Para mí esos dibujos existían de la nada como las estrellas, los perros, las plantas... No imaginaba un ilustrador.
 Ya tengo todas las formas recortadas, ahora me resta pegar cientos de papeles pequeñísimos.
Si un viento volara todo…
 me quedarían las ideas.